Finisterrae  

Lavado y planchado por "Aquel chico..."

Me habían hablado de él. Al principio estaba dudoso,
suelo ser bastante escéptico con cierto tipo de aventuras.
No es la primera batalla de esta envergadura
en la que nos embarcamos. Perro viejo. Perro de mundo.

Sin embargo, cuando llegué, al instante entendí
todos y cada uno de los adjetivos que le caracterizaban
y los que me faltaban en el diccionario para hacerlo.
Estaba ahí, delante de mis ojos.

El fin del mundo.

Ahogado de mar, el sol se antojaba caprichoso
aquella tarde jugando a ser pintor.
Colores que creía que no existían en la paleta de Dios,
sombras envidiosas de no tener más tierra
sobre la que desparramarse y ese acantilado
que te invita a pensar: "Sí, un pasito más y límpiate
bien los zapatos antes de entrar, bienvenido al cielo".


Todo mapa se nos quedó pequeño,
7000 km de viaje en coche de ida y otros tantos de vuelta
nos parecían pocos cuando descubrimos el Cabo Norte
-Nordkapp-.

Estuvimos en el fin del mundo, lo olimos y volvímos.

Ahora quiero dejarme caer por todos los precipicios
que delimitan esta Tierra. Y lo haré, juro que lo haré.

This entry was posted on viernes, marzo 19, 2010 and is filed under . You can leave a response and follow any responses to this entry through the Suscribirse a: Enviar comentarios ( Atom ) .

3 botones perdidos

Qué maravilla. Qué envidia me das, jeje.
¿La próxima, Ushuaia quizá? ;)

(Si es que sí llévame en la maleta please)

Besos

Ten cuidado pues no vayas a partirte la cabeza y echen a volar las bandadas de pájaros que se quedaron encerrados dentro...

=)