Escupe y avíva tu fuego.
Tiembla y ábrete en dos.
Llora y ahoga tus penas.
Ruge y asústanos.
Vuélvenos locos y quédate en el afelio.
Un pequeño pellizco bastará para desencadenar todo.
Porque ya va siendo hora de que la Tierra despierte de esta terrible pesadilla.
Enséñanos que con mamá no se juega.
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jueves, octubre 28, 2010
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