cuando eran golpeadas con mi cincel
He visto cantos irregulares tornarse esferas perfectas
cuando eran golpeadas con mi cincel
He visto miles de piedras
corazones de piedra
pero ninguno como el tuyo
Cortafrío que te de forma, no hay
Pómez que te ablande, no hay
Golpe que te abata, no hay
No hay
Ya no impacto a nadie
soy como el mar
o como el viento
que moldea mejor que cualquier escultor
a base de la perseverancia incesante
del roce suave en el paso del tiempo.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.
Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.
Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Mis pliegues ungueales laterales (véase "piel que rodea las uñas") son el fiel reflejo de mi estado civil. Y eso que soy de los que creen que el amor es como los dibujos animados: cuando eres chiquitín lo ves como tu único alimento, vas creciendo y es algo que te avergüenza decirlo en público, ya siendo un adulto lo evitas y finalmente siendo un hombre maduro consideras que está ahí porque alguien lo necesita -no tú-.
Sin embargo, yo me salté un par de etapas y ahora tengo miedo de haberme perdido algo que merezca la pena -por listo-. Nunca he tenido de eso, ni siquiera he visto algo místico ni algo divino en ello, sólo intuyo a dos personas que tienen cierta sinergia por intereses comunes y necesidades mutuas.
¿Tú, cómo definirías el amor?
Una amiga mía contestó:
"Esa puñetera sonrisita que se te pone cuando te manda un mensaje, que te diga vamos a vernos y pierdes el culo por ir a verle... cuando ves las cosas malas de una persona, pero TE GUSTAN! y quedas con esa persona para ir al cine y se te hacen las seis de la mañana. En fin, lo es todo."
Suena convincente pero aún así me falta algo, ¿quién me lo da?.
Nadie.
Ya me ha hecho la seña, hora de batear. Acaba cuanto antes con esto...
A mitad de camino entre Madrid y A Coruña reaccionaste y frenaste en seco. Saliste del coche, sin chaleco ni calma, para intentar volver a meter todos los pájaros que se te volaron en la jaula que te regalé años atrás.
La noche anterior estuvimos hablando de secretos y parentescos. El río rompió presas y el agua tomó caminos ya secos después de la última gran inundación. Te llevaste por delante todo lo que se atrevió a plantarte cara y removiste fondos que las hormigas usaban de garage.
Dejaste sin aire a las raíces del árbol que plantamos juntos, te arrepentiste y me odiaste. Y maldijiste el día que nuestros hermanos se hicieron uno y la gente confundía nuestros apellidos por la calle.
Ahora me intentas explicar -sin éxito- tu enfado. Alzas la vista como para darme tu perfil más favorecido y no vi más que a un Napoleón desterrado con su caballo ya moribundo y sin embargo altivo.
Ya preocupado por tu falta de humildad, me levanté decidido a regarte los labios y no regué más que los míos. La roja me manchó las botas y también los poros de asfalto rugoso que éstas pisaban. Bajé la frente en un mareo justificado y te vi a miles de kilómetros de distancia.
Cuando quise darme cuenta tu línea de tiza me atravesaba el cuerpo. Me dijiste: "¿Ves la línea?". Entendí, al ver los volados de tu falda, que si atravieso tus límites, tus límites me atraviesan a mí. Odio las barreras y tú no te cansabas de hacerme esnifar tiza.
Líneas y líneas de tiza.
Grité desesperado: "Hija de puta, con lo que yo te quería..."
Una mecha se encendió en tus párpados y al cabo de unos segundos, la metralla me golpeó a la altura de la tercera costilla derecha.
Salió agua.
"Excuse à mes lèvres. Ils trouvent satisfaire dans les lieux les plus inattendus"
- No tienes idea de lo que significa la amistad.
- Yo quiero más que eso.
- Tú no sabes lo que quieres.
- Ni tú tampoco. Te asusta que alguien te desee y quiera estar contigo.
- ¿Y por qué debería asustarme?
- Porque no podrías refugiarte en tus libros, ni en tu telescopio, ni en tu fe.
[...]
¿Sabes por qué estás tan asustada? Porque también quieres estar conmigo.
En mi afán de inmortalidad, me olvidé de vivir
porque para formar parte de la historia
hay que ser un incomprendido,
y por más que lo intento
siempre me doy por aludido.
Cinturón
- "Aquel chico..."
- Madrid, Spain
-
Siempre fui fiel a mis
principios,
nunca fui fiel a mis
finales.
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[...]
La metáfora.
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