Hay días en los que no has nacido para estar en este mundo,
y sin embargo hay otros en los que eres la única razón por la que sigue girando.
Ahora estamos aquí, después allí y al final un poco más allá.
Por una cuestión o por otra, siempre acabamos donde no tenemos que acabar.
Unos lo llaman destino, otros lo llaman amor... pero sea lo que fuere,
lo único para lo que sirve es para subrayar la vulnerabilidad real del hombre,
su humanidad.
Ayer fue uno de esos días.
Meteoritos como tú no se ven a menudo caer del cielo.
Fue tan grande tu impacto que me descolocaste exactamente a 91 centímetros de mí mismo.
Ahora me estoy buscando... de nuevo.
Je suis exactement quatre-vingt-onze centimètres de moi... Et tu? Quelle est ta météorite?
-No estás escribiendo...
-Estoy con mi tren... ¿Te gusta?. Lo acabo de comprar.
-¿Y desde cuándo no escribís nada?.
-Estuve de viaje...
-Quizás ya no tengas nada que decir.
Mira aquí te marqué varios trabajos posibles.
-No necesito que me busques trabajo, estoy bien así, soy poeta.
-¿Qué oficio es ser poeta? ¿Dónde dice aquí: 'Se busca poeta, buena remuneración'?.
Lo sé, conoces la sensación de que te cierren la boca con el argumento
más sólido y pegajoso que existe. Nunca volví a plantear un sueño, le busqué la cara B.
Alguna vez oí por ahí:
"Todas son mentiras, no mentiras mias,
mentiras del arte que represento; porque todas las artes mienten.
Yo no le creo jamás a los poetas, son tan mentirosos...
Claro que me encanta que me mientan, lo hacen tan bellamente."
Vivir es un arte y ahora vivo como un realista reprimido sin creer en la poesía,
pero hago de mi vida una bella mentira.
Yo vengo, bueno y también voy, pero ahora vengo. Elevo una vez más mi cuerpo del suelo
con ese afán de volar encerrado en una jaula que aún hoy deja boquiabierto a los intelectuales.
Creo que dejamos atrás la quimera de volar por ser libres –as a bird in the sky-
ya es sólo una mera pantomima para alejarnos del suelo donde solemos vivir.
Cuestión de gustos.
Narita, aeropuerto a las afueras de Tokyo. Puerta 28 B.
Bienvenidos al vuelo de Alitalia AZ 785 desde Tokyo destino Madrid, con escala en Roma.
Azafatas con sonrisas desencajadas por su baja autoestima,
pero ése es un tema que trataré en otro momento,
ahora tengo que hacer tetris con los 3 millones de souvenirs que arrastro desde Japón.
Saludo del comandante sexagenario, instrucciones, puertas de emergencia,
mascarilla de oxígeno, chaleco salvavidas –primero embarazadas y niños, por favor-
motores y al aire.
Aviones. Me encantan sus procedimientos.
Asiento 26 J. Unas 13 horas de vuelo por delante en el primer trayecto,
perfectas para hacer todo aquello que a uno le cuesta hacer en tierra firme.
Rezar, ligar, incluso si te lo propones: ver las 20 películas
que el avión te ofrece seguidas, sin respirar.
Vengo de un viaje que se ha basado en rezar a un dios que no es el mío –aunque se haya portado mejor-
por lo que primera elección descartada. Emmm, cómo explicarlo, la edad media del avión
supera los 55 y por ahora no me planteo una vida de bingos
y obsesiones varias en el ámbito de los perros pequeños, siguiente opción.
Lo siento, lo intenté, pero llegué a la película 9 y… sí, tuve que respirar.
¿Escribimos? Venga, actualicemos el blog. Ahora mismo, para situarnos,
son las 15:09 hora local de destino del día 8 de enero del recién nacido 2010.
Quedan exactamente 4 horas para llegar a Roma -2883 km-, en el mapa lo más cercano
al dibujito de un avión es Moscú, Kazan y Minsk.
A una velocidad de 833 km/h y a unos 35000 pies de altura, la temperatura exterior
es de unos tropicales -62 ºC. Todos duermen a mí alrededor excepto la titilante luz del disco duro.
El ipod me vomita todos los secretos que guardaba desde que no lo encendía.
Canciones que me hacen pensar, aunque viéndolo así, en realidad pienso porque me aburro.
Pienso: se acabaron los propósitos de año nuevo, no me he puesto metas este año, me he puesto salidas.
Puntos de partida desde los que arrancar sabiendo lo que debo llevar encima
y que el resto, lo decida el que lo tenga que decidir, como todos estos años
sin ir más lejos.
Por eso, creo que le debo muchas explicaciones a mucha gente y éste
era el momento idóneo para no decírselas.
Así que no se las diré ahora, pero prometo que... shhh!!!
El piloto quiere decirnos algo y yo también lo intento, pero aquí manda él.
Hora de irme, o de venir. Creo que la señora del 25 C me ha hecho ojitos,
de joven era guapísima, seguro. Y quién sabe, quizá me acaben gustando los caniches…
Necesito equilibrar el karma.
Quién crea que le debo una explicación que tire la primera piedra,
y después por favor, que me la exija –la explicación, no la piedra-.
Cinturón
- "Aquel chico..."
- Madrid, Spain
-
Siempre fui fiel a mis
principios,
nunca fui fiel a mis
finales.
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[...]
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