Pleamar  

Lavado y planchado por "Aquel chico..."


Mirad a esta niña.

Me atrevería a decir que la gran mayoría de vosotros ha tenido una primera reacción normal en forma de sonrisa -cuanto menos ladeada-. Haciendo de cabeza un guión sobre qué tratará la historia que os quiero contar esta vez: ¿Pleamar? ¿Una foto sacada de una web de humor? Por supuesto, es hora de reírnos un poco, de relajar los pocos músculos oxigenados que nos quedan un domingo por la noche.

Llegados a esta altura, con el prerrequisito de conocerme un poco, tendría que picaros la nariz. ¿De verdad que no os huele a chamusquina? Claro que sí, y lo peor de todo -aparte del mal olor- es que estáis en lo cierto. Es una verdad a gritos: algo se quema por aquí, algo no va bien. Y a sabiendas de las consecuencias miramos hacia otro lado y nos ponemos a flote, porque llega el temporal.

Repito, mirad a esta niña.

¿Qué me decís de esa felicidad tierna e insospechada que este tipo de criaturas sabe arrancar incluso a la bestia más mustia?. Esos ojitos que lo guardan todo en una caja de cartón mojado a la que los adultos llamamos inocencia -y todavía aguanta el peso de tener sólo 5 años-. Esas manitos que ya no saben dónde meterse con tal de no seguir palpando una realidad áspera.

Los finales felices lo serán cuando haya cuentos en los que perder el tiempo, de momento toca joderse y aguantar a tanto comodón que nos hace involucionar. Así que acostúmbrate a que los domingos por la noche no son para relajar los músculos sino para estirar el tendón de tenemos-que-hacer-algo-urgentemente. Mañana lunes, llega el agua -como todos los lunes desde 1990- y no es momento de emplomecer a los mediocres que nos rodean, sino de encorchar a los inocentes que por sí sólos no saben nadar.

Levántate y empieza por tu familia, por tu vecino, por tu ciudad, por tu país, por tu continente, por tu mundo, por tu puto universo.



Enserio, por última vez, mirad a esta niña.

¿Sabéis lo que veo yo? A la hija de una humanidad enferma pidiendo a gritos que alguien todavía con cabeza, le llene de aire lo único que la va a mantener a flote en esta pleamar, en esta marea intensa de futuros hechos a base de manotazos de ahogado.




This entry was posted on lunes, noviembre 15, 2010 and is filed under . You can leave a response and follow any responses to this entry through the Suscribirse a: Enviar comentarios ( Atom ) .

2 botones perdidos

La expresión de esa niña me la conozco bien, yo llevo sin manguitos unos cuantos meses, pero a lo tonto se aprende a nadar. El sentido de supervivencia siempre es lo más fuerte, incluso cuando a uno no parece importarle el ahogarse...
Qué triste es no ser de éste mundo y no sentirse igual que los demás.

Guau.
Me impresionas, hoy.
:)